MITO DE LA MEDIA NARANJA.

Cuenta Aristófanes que los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo y combatir con los dioses. Y ante aquella osadía, Júpiter, que no quería reducir a la nada a los hombres, encontró la solución, disminuir sus fuerzas: separarlos en dos. El problema surgió después, hecha esta división, cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de la cual había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con tal que, abrazadas, perecían que no querian hacer nada la una sin la otra.
A pesar de lo mal que acaba el mito desarrollado por Platón, la idea de la media naranja es algo que ha calado bien hondo en nuestra sociedad.
Aunque también, es verdad, que cada vez se critica más esta creencia. La gran critica que se ha hecho, es que el mito de la media naranja implica que consideramos a las personas seres incompletos, que solo podemos encontrar la plenitud al encontrar el verdadero amor, y que si no lo conseguimos, seremos infelices.
Todas las personas son personas completas que no les falta ninguna mitad para alcanzar un estado de plenitud. De hecho, para que una pareja funcione necesita que sus dos miembros sean personas completas, independientes y felices. Una pareja feliz está compuesta por dos naranjas completas, que están juntas, no para completarse, sino porque desean compartir una parte de su vida.
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